La Lectura

Cuando los pájaros vuelan,

y a alguien le leen un poema,

o una novela la cuál lea,

lo peor o malo,

es contárselo,

a un amigo apenado.

Se la conté,
más no me hizo caso,

confiaba en él,pero aún así,

no quiso,y me dejo,

estremecido y avergonzado.

Déspues de lo pasado,

cuando le acompañe a su cuarto,

me dio un gran portazo,

me dijo lo contado y me fui a mi casa.

Al día siguiente volví, me entendió,

y nos fuimosa a hablar por ahí un rato,

le conseguí convencer,para al final,

ir, por fin,a hacer las paces.

El caballero de la mano en el pecho

Este desconocido es un cristiano

de serio porte y negra vestidura,

donde brilla no más la empuñadura,

de su admirable estoque toledano.

Severa faz de palidez de lirio

surge de la golilla escarolada,

por la luz interior, iluminada,

de un macilento y religioso cirio.

Aunque sólo de Dios temores sabe,

porque el vitando hervor no le apasione

del mundano placer perecedero,

en un gesto piadoso, y noble, y grave,

la mano abierta sobre el pecho pone,

como una disciplina, el caballero.

BARRIO SIN LUZ

¿Se va la poesía de las cosas

o no la puede condensar mi vida?

Ayer mirando el último crepúsculo

yo era un manchón de musgo entre unas ruinas.

Las ciudades hollines y venganzas,

la cochinada gris de los suburbios,

la oficina que encorva las espaldas,

el jefe de ojos turbios.

Sangre de un arrebol sobre los cerros,

sangre sobre las calles y las plazas,

dolor de corazones rotos,

podre de hastíos y de lágrimas.

Un río abraza el arrabal

como una mano helada que tienta en las tinieblas:

sobre sus aguas se avergüenzan

de verse las estrellas.

Y las casas que esconden los deseos

detrás de las ventanas luminosas,

mientras afuera el viento

lleva un poco de barro a cada rosa.

Lejos... la bruma de las olvidanzas

humos espesos, tajamares rotos,

y el campo, ¡el campo verde!, en que jadean

los bueyes y los hombres sudorosos.

Y aquí estoy yo, brotado entre las ruinas,

mordiendo solo todas las tristezas,

como si el llanto fuera una semilla

y yo el único surco de la tierra.

Su amigo

Esta es la historia sobre un niño y su amigo, aquel era muy especial para él, siempre le ayudaba, en cualquier cosa ya sea difícil,fácil o complicado, su amigo siempre estaba ahí, es una gran amistad.
Pero por su infortunio, se pelearon, a partir de entonces cada día era peor que el anterior, no podía hacer nada bien sin su amigo, estaba perdido.
Pero un día intentó hacer las paces con su amigo, tratandoló un poco mal y no aceptó de esa manera.
Y un día le pidió ayuda a sus padres le dijeron que le regalara algo en señal de su amistad, justo el día escolar de la paz y que recapacitara sobre la discusión.
El dia anterior buscaba en un mercadillo, sin encontrar nada hasta que afortunadamente, vió a un vendedor mercante, llevaba dos estupendos relojes a juego, y le pidió que hiciera una inscripción sobre los dos la cual era:
-Para los mejores amigos y su amistad
Al día siguiente le pidió que hicieran las paces de una maneras mas pacífica entregandole los relojes y asi fué como volvieron a se amigos.
Por eso el día escolar o mundial de la paz es muy importante, sobre todo para la amistad.

Mis navidades en la sierra de Cádiz

En mis navidades he disfrutado con mi familia en la sierra de Cádiz.

Exactamente en El Bosque, pueblo de allí, alquilamos 2 casas.

Hicimos turismo por todo el pueblo, incluso algunos y yo nos

fuimos hasta Benamahoma, el pueblo mas cercano a 5 km.

Por lo que seguimos la ruta del río Majaceite, viendo sus

galerías y su curso, la parte mala que tuvo era que

había llovido y todo estaba enbarrado, lo más fácil era resbalarse,

menos mal que nadie lo hizo porque aquello estaba

un poco lejos del suelo.Pero en definitiva lo pase bien.

El mar muerto

I

Mañanita fría.

¡Se ha muerto el mar!

La nave que yo tenía

ya no podrá navegar.

-Mañanita fría,

¿lo amortajarán?

-Los pueblos de tu ribera

-naranja del mediodía-,

entre laureles y olivas.

-Mañanita fría,

¿quién lo enterrará?

-Marinero, tres estrellas

muy dulces: las Tres Marías.

II

No sabe que ha muerto el mar

la esquila de los tranvías

-tirintín- de la ciudad.

No lo sabe nadie, nadie.

¡Mejor, si nadie lo sabe!

Ni tú, joven vaquerillo,

que llevas tus dos vaquitas

tan de mañana a ordeñar.

No lo sabe nadie, nadie.

¡Mejor, si nadie lo sabe